A día de hoy, vivimos rodeados de mensajes saludables: muévete, haz ejercicio, no fumes, come frutas y verduras… El bombardeo es constante, en los medios y en las redes sociales. Sin embargo, esto no redunda en que nuestra alimentación esté mejorando. De hecho, las tasas de obesidad y sobrepeso son preocupantes y van en alza, siendo alarmante el avance de la obesidad infantil.
Aunque pudiera parecerlo, comer bien no es fácil. Y no porque no sepamos qué comer, sino por los mil y un condicionantes que pueden ser un obstáculo para adoptar esa alimentación saludable. El trabajo, la falta de tiempo, obligaciones familiares, falta de habilidades culinarias, cuestiones económicas o el hambre emocional pueden sabotear esas buenas intenciones para comer mejor.
Un buen primer paso es incluir las opciones saludables en la adquisición de alimentos, y evitar los productos ultraprocesados. Mejorar tus habilidades culinarias y no caer en las excusas para recurrir a la comida rápida es que cocinar lleva tiempo. Nada más lejos de la realidad. En poco menos de 15 minutos podemos tener preparados platos deliciosos y saludables. Técnicas como la plancha para carnes o pescados y el salteado o vapor para verduras nos pueden permitir tener listos platos completos y nutritivos en pocos minutos.
Aperitivos saludables. Otra de las debilidades a la que es fácil sucumbir es la hora del almuerzo o merienda, o el picar entre horas en el trabajo o colegio. Busca alternativas al café o refresco químico con bollería: fruta o incluso un pincho de tortilla. Así que mejor tener a mano una bolsa de frutos secos en crudo (nueces, almendras…) o llevar a diario algo de fruta.
Para saber por donde empezar es bueno conocer la época óptima de las frutas y verduras.
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